Editorial publicado en la revista www.elecomomista.net , edición octubre 2024.
La
productividad está a la base del desarrollo económico, ya que para que la
población de un país goce de mayores ingresos y bienestar, es necesario que con
los recursos disponibles se puedan producir más y mejores productos. La
productividad se encuentra al centro de la ciencia económica desde su
nacimiento, como lo indica un libro de 1776 del economista y filósofo escocés,
Adam Smith: “Una investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las
naciones”.
En uno de sus ejemplos más emblemáticos, Adam Smith ilustra cómo a través de la división del trabajo en la fabricación de alfileres se aumentaba la productividad, comparando lo que diez hombres podían producir individualmente, un alfiler por día cada uno, con lo que podían producir reunidos en un taller y dividiéndose las tareas en 18 operaciones diferentes, 48,000 alfileres diarios entre todos.
Para El Salvador el reto es grande. Tomando las cifras de número de ocupados, producto interno bruto, inversión en capital y educación entre 1970 y 2023, se encuentra que en la mayoría de los años la productividad no ha mejorado, sino que incluso disminuyó, lo cual impide que el país salga adelante. Esto se refleja en la evolución del producto por trabajador de El Salvador dividido por el de Estados Unidos, el cual no ha logrado superar la barrera del 16% desde 1965. De seguir así, será necesario esperar casi 100 años o más para que pueda llegar a ser considerado un país de renta alta.
Pero esto no tiene que ser así, ya que la experiencia internacional muestra que hay varias acciones que se pueden tomar para aumentar la productividad, y algunos países que sí lo han logrado. En la publicación de septiembre de 2024 de la revista Finanzas y Desarrollo del Fondo Monetario Internacional (FMI), Robert Zymek indica que a lo largo del tiempo los economistas identifican tres grupos de variables que ayudan a aumentarla: i) La productividad de la fuerza laboral, que depende de los años de estudio, la calidad de la educación, mejor capacitación y salud de la población; ii) Asignación eficiente de los recursos, existen empresas (y sectores) más productivos, cuya asignación de recursos—trabajo y capital—es más eficiente, y empresas (y sectores) menos eficientes, donde el uso del trabajo y capital genera menos producción; la economía, en su conjunto, se hace más eficiente si se puede reasignar trabajo y capital a las empresas y sectores que son más eficientes; iii) El comercio internacional, que incentiva a las economías a especializarse en aquellos sectores en que son más productivos y eficientes, donde tienen ventajas comparativas, permitiendo asignar el capital y el trabajo donde son más productivos—acceso a los mercados mundiales permite aprovechar economías de escala y la competencia internacional promueve a las empresas más productivas frente a las menos productivas.
Lo anterior no señala todo lo que hay que hacer, ni cómo hacerlo, pero al menos ofrece una hoja de ruta parcial de algunas de las acciones que hay que priorizar para que el país pueda entrar en una senda de aumento de la productividad.