Publicado en la revista www.eleconomista.net edición noviembre-diciembre 2024.


Los censos de población han sido fundamentales en la historia de la humanidad para guiar la toma de decisiones y planificar el desarrollo de las naciones. Como muestra de esta larga tradición, basta recordar el viaje de José y María a Belén para registrarse en un censo, tal como se relata en la Biblia. Ahora, con los primeros datos del censo de El Salvador 2024, surgen nuevas perspectivas y retos para el futuro económico del país.

Crecimiento poblacional en descenso

Desde 1930, El Salvador ha realizado siete censos, cada uno registrando un crecimiento poblacional, aunque a ritmos decrecientes. En los años 60, la población crecía a un ritmo promedio anual de 3.5%, pero hoy ese crecimiento ha caído a solo 0.3%. Un menor crecimiento poblacional también implica un crecimiento económico más lento, como ya se ha comenzado a notar en las últimas décadas.

Menos nacimientos y un bono demográfico en riesgo

En 2007, el grupo de niños menores de cinco años alcanzaba 555,893, mientras que en 2024 este número ha caído a 373,233. Esto refleja un cambio importante: las familias están teniendo menos hijos, una tendencia que afecta la dinámica poblacional. Además, el censo de 2024 revela que el grupo de personas de 15 a 34 años es menor que el de 2007, disminuyendo en 560,000 personas. Esta baja no se debe a la mortalidad, sino a la emigración de jóvenes en busca de oportunidades laborales fuera del país, una pérdida importante de lo que podría ser un “bono demográfico” clave para el crecimiento económico.

Envejecimiento poblacional y sus consecuencias

Mientras la población joven se reduce, el grupo de 50 años o más ha crecido 157%. Esto se debe a mejoras en la esperanza de vida y la migración de jóvenes. Esta transición plantea desafíos para el sistema previsional y la demanda de servicios de salud y atención a adultos mayores, que crecerán significativamente en las próximas décadas.

Retos y oportunidades

Los cambios demográficos señalan varios retos de política pública. Para sostener los servicios que requerirán las generaciones mayores, el sistema de pensiones deberá fortalecerse, y la atención sanitaria adaptarse a las nuevas demandas. Además, una población joven más pequeña implica que el país deberá aumentar su productividad. Para ello, la innovación, la adopción de tecnología y una fuerte inversión en educación serán esenciales.

Los datos del reciente censo no solo nos permiten entender la composición de la población, sino prever los pasos necesarios para garantizar un futuro económico sostenible. Enfrentar los cambios con políticas proactivas será fundamental para que El Salvador pueda aprovechar sus recursos y lograr un desarrollo equitativo en los próximos años.