Originalmente publicado en la Revista El Economista, edición agosto-septiembre 2023.


El calor ha venido para quedarse –aunque siempre habrá estaciones con diferentes temperaturas–. El excesivo calor experimentado en julio recién pasado es el resultado de las emisiones de CO2 (dióxido de carbono) y otros gases de efecto invernadero, causado por un desarrollo económico mundial negligente con el medio ambiente. La temperatura de julio de 2023 superó en 0.3 grados centígrados (Celsius) al récord anterior de julio de 2019. En este récord, la temperatura promedio fue 1.5 grados C mayor que el promedio del periodo industrial 1850-1900, antes de los cambios climáticos inducidos por la humanidad. 

Este aumento de 1.5 grados C es temporal, y es diferente a la meta fijada por los Acuerdos de París de limitar el calentamiento global de largo plazo a 1.5 grados C para 2100; bajo esta medida de largo plazo, el aumento a la fecha es de 1.1 grados C, de acuerdo con el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Sin embargo, el IPCC advierte que la temperatura alcanzada a la fecha es mayor que la esperada, y el riesgo ha aumentado, provocando que el umbral de 1.5 grados C se alcance en el corto plazo. Más allá de este umbral, se generarán cambios planetarios de consecuencias irreversibles. 

El calor extremo está afectando el crecimiento económico y la calidad de vida. Los científicos Christopher Callahan y Justin Mankin, ambos del Dartmouth College en Estados Unidos, midieron el impacto de las olas de calor en la economía a escala global, calculando que entre 1992 y 2013 las pérdidas oscilan entre US$5 billones*  y US$29.3 billones, llegando a 6.7% del PIB per cápita en las economías más pobres, y a 1.5% en las regiones con mayores ingresos (Sciences Advances, Oct. 28, 2022). Estos costos seguirán aumentando en la medida que la temperatura global siga aumentando.

El calor afecta el crecimiento de varias maneras. Los trabajos físicos se ven muy afectados, especialmente en la agricultura, la construcción, y actividades en la intemperie, reduciendo la productividad. El turismo se reduce durante los episodios de elevado calor. Aumentan los costos de salud por mayores riesgos de muerte y enfermedades relacionadas con el calor, lo cual puede elevar las primas de seguros. También en la industria, debido a que las instalaciones no están adecuadas para las nuevas temperaturas, se requerirán inversiones para adaptarlas. Ciertos equipos industriales y procesos se ven afectados por la temperatura extrema, reduciendo calidad y aumentando la depreciación de los productos.

Las acciones que podemos desempeñar ante este reto se pueden agrupar en dos tipos: las adaptativas y las correctivas. Tanto humanos, como negocios y gobiernos, debemos incluir en nuestras prioridades acciones de ambos tipos para sobrevivir y para revertir la crisis que en conjunto hemos creado.

*:Un billón = 1,000,000,000,000