Editorial publicado en la revista www.eleconomista.net edición noviembre-diciembre 2023.


El objetivo primordial de las políticas públicas es promover el desarrollo de los pueblos y el fortalecimiento de las instituciones democráticas. Centroamérica se encuentra en un entorno mundial complicado por conflictos geopolíticos, cambios tecnológicos acelerados, descontentos sociales, migración, informalidad, pobreza, y debilidades en su institucionalidad democrática, que hacen difícil posicionar a la región en la palestra mundial, que atraiga inversiones y conocimiento, que ayuden a impulsar el progreso social y económico, y la cooperación que promueva la democracia. En este sentido, la integración económica de Centroamérica debe verse como un medio y una oportunidad para relanzar el desarrollo regional, aprendiendo de las lecciones del pasado.

Si bien, Centroamérica representa menos del 1% de la tierra de este planeta, al pertenecer a Mesoamérica es reconocida como una de las cinco regiones del mundo donde el ser humano inició la producción de alimentos a través de la domesticación de animales y plantas, hace aproximadamente 3,500 años. La región alberga entre el 5% y el 12% de la biodiversidad del planeta, aunque es un hábitat en proceso de destrucción, por lo cual es importante frenarlo, y buscar formas de proteger esta riqueza, que solo puede hacerse con esfuerzos regionales.

Además, Centroamérica se sitúa entre la tercera y la cuarta posición de la región en varios indicadores. Los países que conforman el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA): Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, República Dominicana y Belice, albergan a 62.3 millones de personas, una población mayor que la de Colombia, que es la tercera más poblada de América Latina. En 2022 la suma de su PIB fue de US$481,200 millones, mayor que el de Colombia, que es la cuarta economía de la región. En 2021, las exportaciones de bienes y servicios de la subregión sumaron US$111.2 mil millones, superando el valor de las exportaciones de Chile, tercer exportador de América Latina. En producción de azúcar, ocupa el octavo lugar del mundo.

En parte, esto es el resultado de una larga historia de integración económica regional. Es muy importante destacar que en 2021 Centroamérica celebró 200 años de su independencia, 70 años de la creación de la ODECA (Organización de Estados Centroamericanos), y 30 años del Protocolo de Tegucigalpa que creó el SICA (Sistema de Integración Centroamericana), y que sustituyó a la ODECA, con un enfoque multidimensional. En diciembre de 2020 se cumplieron 60 años de la firma del Tratado General de Integración Económica.

En esta etapa de grandes retos, la integración económica centroamericana puede ofrecer un balance entre, la promoción del libre comercio y, por tanto, de la integración a cadenas globales de valor, aprovechando el nearshoring; y el fortalecer y desarrollar los fundamentos de la democracia, que incluye ideas como la equidad y la justicia, el debate de las ideas y el respeto al Estado de derecho. El proceso de profundización de la integración en la región podría ser una puerta de diálogo para abordar los problemas más urgentes, bajo la premisa de que juntos las posibilidades de éxito en el desarrollo serán mayores que si permanecemos divididos.