*Un blog del Departamento de Estudios Económicos
Originalmente publicado en revista El Economista, edición agosto 2022.
En 2021 las remesas ascendieron a US$7,517.1 millones, creciendo
26.8% y representaron un 26.2% del PIB; al primer semestre de 2022 el monto
acumulado fue de US$3,778.7 millones, incrementaron en 3.5%, respecto a igual
período del año anterior, comportamiento descendente desde junio de 2021 cuando
creció 22.3% en su variación anual punto a punto, decreciendo en marzo y abril
de 2022 a tasas de -0.7% y -0.2%, respectivamente, y 1.8% en junio, de acuerdo con
cifras oficiales del Banco Central de Reserva (BCR).
Del acumulado al primer semestre de 2022, los ingresos de
remesas por destino geográfico en los 262 municipios del país –de los cuales 74%
(193 municipios) experimentó aumentos y 24% (62 municipios) se contrajeron– destacaron
con mayores caídas las cabeceras departamentales de: Usulután (-US$3.6 millones),
San Miguel (-US$3.2 millones), La Unión (-US$3.2 millones), Santa Ana (-US$3.0
millones); en el departamento de La Paz el municipio de Sensuntepeque (-US$2.9
millones); en San Salvador los municipios de Soyapango (-US$2.0 millones),
Mejicanos (-US$1.6 millones), Apopa (-US$0.9 millones) y la cabecera
departamental de Sonsonate (-US$0.8 millones). Con esta segmentación, se
observa la vulnerabilidad de los municipios con dependencia de los flujos de
remesas.
Los pagos al primer semestre de 2022 estuvieron respaldados por
empresas remesadoras con una participación de 62.1% (US$2,346.5 millones) del
monto total; las instituciones bancarias 34.4% (US$1,298.9 millones), 1.7% en
billeteras digitales de criptomonedas, 1.6% fueron trasladados en efectivo y
0.3% fueron a través de recargas de teléfono móvil.
La desaceleración de las remesas familiares durante los
primeros seis meses de 2022 está asociada con cinco condiciones económicas en
Estados Unidos, principal país desde donde se envían las remesas a El Salvador.
·
La baja actividad económica, medida a través del
crecimiento del PIB; al primer trimestre de 2022 decreció -1.6%, y, -0.9% en el
segundo.
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Eliminación de beneficios a empresas y personas:
reducción de pagos de asistencia, subvenciones a gobiernos estatales y
beneficios sociales a los hogares.
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Restricciones en actividades debido al aumento
de casos de COVID-19 relacionados con la variante Ómicron, generó
interrupciones en establecimientos en algunas partes del país.
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Alza en los precios al consumidor (IPC), con una
tasa de inflación a julio de 8.5%, afectando el poder adquisitivo en las
familias.
·
Medidas de política monetaria, al incrementar
las tasas de interés de referencia en marzo (0.25 puntos porcentuales), mayo
(0.50 puntos porcentuales), junio (0.75 puntos porcentuales) y julio (0.75
puntos porcentuales) para disminuir la alta inflación, y buscar estabilizar los
precios, lo que provocó externalidad al incrementar los costos de pedir dinero
prestado, generando así una reducción en la solicitud de créditos.
Siendo las remesas familiares un componente fundamental de
la demanda agregada en El Salvador, su desaceleración se verá reflejada en los
indicadores de actividad económica del segundo semestre de 2022.