Editorial publicado en la revista www.eleconomista.net edición septiembre 2024


Para que un país progrese económica y socialmente, es fundamental que pueda ofrecer al mundo bienes y servicios de alta demanda en el mercado global. Para lograrlo, se requiere la inversión de empresas dispuestas a ofrecer estos servicios, las cuales, a su vez, necesitan personas capacitadas con las habilidades que el mundo moderno exige. Esta preparación debe comenzar con una oferta educativa que proporcione las carreras necesarias para desarrollar estas competencias.

En El Salvador, ya podemos apreciar ejemplos prometedores donde se reúnen estas condiciones, creando empleos con mayor valor agregado y fomentando nuevas carreras, mientras que las empresas están listas para ofrecer estos servicios al mundo.

En 2011, las exportaciones de servicios representaban el 28% de las exportaciones totales del país; para 2023, esta cifra había aumentado al 48%, reflejando un crecimiento notable en ciertos sectores, como los de viajes, reparación de aeronaves, centros de llamadas, programación de software, entre otros. Solo en 2023, las exportaciones de servicios crecieron 18.2%. Para atraer inversiones, mantener y potenciar este ritmo de crecimiento, es imprescindible una oferta educativa que esté alineada con las demandas del mercado.

Los informes estadísticos de educación superior, proporcionados por el Ministerio de Educación, muestran un aumento significativo en el número de graduados en carreras universitarias y técnicas con alta demanda. Por ejemplo, en 2002, las Instituciones de Educación Superior (IES) de idiomas e idioma inglés graduaron a 44 y 99 estudiantes, respectivamente; mientras que para 2019 estos números subieron a 998 y 128. Muchos de estos graduados se han integrado directamente en el mercado laboral, especialmente en empresas que requieren dominio del inglés, lo que ha permitido que el país se convierta en un destino atractivo para los call centers.

Un fenómeno similar ocurre en las carreras de computación, programación de software y diseño. En 2002, las IES graduaron en carreras relacionadas con computación y sistemas a 279 personas a nivel universitario y 483 a nivel técnico; para 2019, los graduados en estas áreas habían aumentado a 1,183 y 950, respectivamente. En cuanto a las carreras de diseño gráfico, diseño industrial o de productos, el número de graduados pasó de 7 y 2 en 2002 a 240 y 171 en 2019. En el país ya existen varias empresas que ofrecen servicios de exportación en la elaboración de software; y en el área de diseño, hay un potencial emergente y algunas empresas de la industria textil y de confección ya prestan este servicio.

En la medida en que continúe este círculo virtuoso —donde la atracción de inversión, la disponibilidad de mano de obra calificada y una oferta educativa robusta se fortalecen mutuamente—, se abrirán más oportunidades para el progreso del país. Fortaleciendo estos vínculos, El Salvador tiene el potencial para avanzar con paso firme hacia un futuro próspero. El gran reto que prevalece es ampliar la cobertura educativa en bachillerato y en educación superior, y seguir mejorando la calidad de los programas que se ofrecen, para que estas oportunidades beneficien a la mayor cantidad de jóvenes.