Editorial publicado en www.eleconomista.net edición febrero-marzo 2025.


El Salvador es un país de ingreso mediano, con un producto interno bruto (PIB) per cápita anual de US$5,366 en 2023. Sin embargo, la historia económica mundial demuestra que muchos países logran transitar de un ingreso bajo a uno mediano, pero muy pocos logran dar el siguiente salto hacia el ingreso alto. Este fenómeno, conocido como "la trampa del ingreso mediano", es el punto cuando el crecimiento económico se desacelera y la transición a niveles de desarrollo superiores se vuelve más compleja.

Según el Informe de Desarrollo del Banco Mundial 2024, titulado La trampa del ingreso mediano, actualmente 108 países se encuentran registrados en esta categoría, representando cerca de seis mil millones de personas. En términos generales, se estima que cuando un país alcanza los US$8,000 per cápita, su crecimiento económico tenderá a estancarse, lo que dificultará su avance hacia una economía de ingresos altos.

Los desafíos que enfrentan los países de renta media en esta transición han evolucionado con el tiempo. Hoy en día, los obstáculos incluyen altos niveles de deuda pública, envejecimiento poblacional, tensiones geopolíticas, proteccionismo comercial en economías desarrolladas, la necesidad de acelerar la transición energética, entre otros, haciendo más difícil la transición.

Sin embargo, hay una constante entre los países que han logrado superar esta “trampa”,

han seguido una estrategia basada en la sofisticación tecnológica y la diversificación de su canasta exportadora. En otras palabras, exportaron productos con mayor contenido tecnológico y de conocimiento; además, estos países fortalecieron su capital humano mediante sistemas educativos efectivos, basados en evaluaciones de aprendizaje y reformas educativas, alineadas con una estrategia de crecimiento a largo plazo.

El Banco Mundial sugiere que los países de renta media deben concentrarse en dos transiciones, en lugar de una. En la primera etapa -de inversión e infusión de conocimiento- el crecimiento se impulsa acelerando la inversión y complementándola con la adopción y adaptación de tecnologías y modelos de negocios ya comprobados en otros países. Esto implica apoyar a las empresas que están listas para incorporar tecnologías avanzadas, lo que a su vez requiere una gran cantidad de talento técnico, ingenieros, científicos y administradores altamente calificados.

En la segunda etapa, una vez que se ha logrado un ingreso más alto, a lo anterior se agrega la innovación y creación de nuevas tecnologías como motor de crecimiento. Esto implica desarrollar tecnologías propias que se inserten en cadenas de valor globales, lo cual requiere instituciones fuertes, un entorno de libertades, seguridad jurídica y una cultura que fomente el intercambio de ideas y la creatividad.

El Salvador posee una oportunidad única para acelerar su crecimiento y posicionarse en sectores estratégicos de alto valor. Pero lograrlo requiere visión, inversión en talento humano, fortalecimiento institucional y una apuesta decidida por la innovación y la tecnología. La trampa del ingreso mediano no es un destino inevitable; es un desafío que puede superarse con una estrategia clara y sostenida.