Los mayores enemigos de la democracia son la apatía y el miedo. Esa apatía que abre las puertas al mal, y ese miedo que solo trae tristeza y esclavitud. Así que, ¡vamos sin miedo! Porque nuestro destino no lo definimos con el miedo, sino con nuestra voluntad.
Palabras Miguel Ángel Simán durante el evento de Miembro Honorario 2021:
Estimada Miembro Honorario 2021 y su apreciada familia, distinguidas autoridades que nos acompañan, amigos embajadores y representantes internacionales, estimados miembros fundadores de FUSADES, invitados especiales, familiares y amigos.
Dios nos ha bendecido permitiéndonos estar juntos esta tarde; y para FUSADES -y éste servidor en especial- es un privilegio contar con su presencia en este evento en el que convergen dos celebraciones bien importantes para nuestra fundación.
En primer lugar celebramos la entrega de nuestra más alta distinción a una persona que por su compromiso y sus aportes ha incidido de manera importante en el desarrollo político, económico y social de El Salvador; la distinción de “Miembro Honorario”, que nuestra Fundación ha venido confiriendo por más de 30 años, y que ahora en 2021 también celebramos con el entusiasmo que merece.
Adicionalmente, en el contexto de esa misma celebración, aprovechamos para juramentar a la Junta Directiva entrante, que es elegida cada 2 años en la Asamblea General de Miembros Fundadores. Una nueva Junta Directiva que estoy seguro continuará construyendo sobre ese legado de conocimiento, valores, respeto y credibilidad que hemos venido acumulando a nivel nacional e internacional por casi 40 años.
Vale destacar que varios de los directores de la junta anterior continuarán aportando su experiencia, siempre en el marco de lo establecido en los estatutos de FUSADES. Pero nuevos directores se incorporan, en el marco de la renovación periódica que la fundación busca para inyectar nuevas energías y asegurar un FUSADES vinculado a los nuevos desafíos que traen los tiempos.
Así que, para los directores salientes, nuestras especiales felicitaciones y agradecimientos. Su compromiso en FUSADES a lo largo de estos años ha sido clave para que juntos sumáramos a favor de nuestro país; y para la Junta Directiva entrante, nuestras más calurosas felicitaciones. ¡les auguro muchos éxitos! Especialmente, con el liderazgo de Claudia Umaña Araujo y José Antonio Rodríguez, quienes han sido nominados presidente y vicepresidente respectivamente. ¡Muchas felicidades!
Estos últimos años no han sido fáciles. Pero la verdad es que nunca fue fácil. Desde su fundación en medio de un conflicto armado, o durante el período de consolidación de la paz y la reconstrucción del país, o durante los esfuerzos por fortalecer la institucionalidad democrática, a FUSADES nunca le ha tocado fácil enfrentando los desafíos de cada época, y manteniéndose fiel a sus principios y valores.
Puedo dar testimonio de ello por la cercanía que desde joven tuve con aquel joven FUSADES que se abría brecha en medio de las dificultades en la década de los años 80. Más aún puedo dar testimonio como miembro de la Junta Directiva desde 2007; 4 años como director durante la presidencia de don Antonio Cabrales; luego 4 años como vicepresidente apoyando la presidencia de don Francisco de Sola; y durante los últimos 6 años como presidente de esta importante institución. Un total de 14 años, en los cuales el país ha enfrentado diversos retos, y en los que hemos tenido que tratar con 4 diferentes gobiernos.
Pese a las dificultades, desde FUSADES nunca dejamos de ejercer nuestro liderazgo; conscientes que ese liderazgo conlleva una alta responsabilidad con los demás.
Y pese a las adversidades, tampoco dejamos de soñar. Porque como lo he dicho siempre, no estamos enamorados de lo que somos, sino de lo que como país podemos llegar a ser.
No lo digo de manera ingenua, ni con palabras vacías, sino consciente de las realidades que nos embargan, y las dificultades que muchos salvadoreños padecen actualmente.
Incluyendo la contínua pérdida de vidas humanas, frente a una pandemia que nos abruma como sociedad; con el dolor y la tristeza que se vuelve personal, en la medida que hemos perdido algún ser querido que en vida nos dejó marcas indelebles, y que siempre llevaremos en nuestros corazones.
Más aún, seguimos inmersos en una crisis multidimensional que de covid-19 se desencadenó en crisis económica, en crisis de empleo, en crisis fiscal, en crisis política, y ahora en crisis constitucional; generándose así una incertidumbre que ahuyenta el capital, la inversión, y las oportunidades de desarrollo para todos los salvadoreños.
FUSADES ha respondido desde la vanguardia ayudando a los salvadoreños a comprender las implicaciones de lo que estamos viviendo, así como hemos planteado opciones para salir de la crisis. Ojalá el gobierno rectifique rápidamente, pues los márgenes de maniobra se reducen aceleradamente.
Por eso en FUSADES no podemos dejar de decir la verdad. Aunque muchas veces incomode. No lo hacemos porque nos hace sentir importantes, o porque tengamos ambiciones políticas, o porque nos interese ser oposición; lo hacemos porque es lo correcto, y debemos actuar con integridad.
Estoy consciente que ello ha conllevado insultos y amenazas. Pero las aspiraciones democráticas de los salvadoreños -sobre la base del respeto a las libertades y sus derechos- no se pueden traicionar.
Los mayores enemigos de la democracia son la apatía y el miedo. Esa apatía que abre las puertas al mal, y ese miedo que solo trae tristeza y esclavitud. Así que, ¡vamos sin miedo! Porque nuestro destino no lo definimos con el miedo, sino con nuestra voluntad.
Muchos aquí fuimos forjados y templados al calor de muchas circunstancias que hoy son difíciles de explicar. Con ese mismo temple rehusémonos a que trunquen nuestros sueños.
Hoy en día muchas ilegalidades se están tratando de justificar manipulando la verdad, con el argumento de la popularidad. Pero ojo, la popularidad no es lo que califica a la verdad.
Y vale destacar que en FUSADES nos gusta hablar de la verdad -como lo hacemos también de la libertad y los derechos ciudadanos- no porque sea una historia de rebelión o de martirio. Si no porque es una historia de esperanza, y del coraje de un sociedad en busca de un buen destino.
Gracias a Dios, a esa historia de esperanza y coraje se han sumado muchos salvadoreños que están defendiendo lo que queda de nuestra democracia. Entre quienes me permito destacar -como lo he hecho en otras ocasiones- a los magistrados legítimos y jueces independientes del sistema de justicia; al procurador para la defensa de los derechos humanos; a los magistrados de la corte de cuentas de la república; a varios de los magistrados del tribunal supremo electoral; a los miembros independientes del consejo nacional de la judicatura; al comisionado independiente que aún queda en el instituto de acceso a la información pública; pocos diputados de la asamblea legislativa, y alcaldes municipales.
Igualmente es meritorio destacar entre los privados a las instituciones gremiales, las universidades, los centros de pensamiento, las organizaciones ciudadanas, grupos de jóvenes, periodistas y medios independientes que aún se expresan con valentía.
Reconocemos y agradecemos también a la comunidad internacional, quienes a lo largo de estos años nos continúan apoyando para que nuestra joven democracia no pierda su rumbo.
Muchos de estos representantes de esas organizaciones -públicas y privadas, nacionales e internacionales- de quienes me estoy refiriendo, están aquí nuevamente con nosotros. Para todos ellos, les ruego un fuerte aplauso.
¡Ánimo! Necesitamos héroes que inspiren y ayuden a encontrar lo mejor en nosotros mismos. Si cedemos ante el miedo permitiremos que lo peor de unos pocos arremeta contra todos los buenos ciudadanos.
Esopo, en la antigua Grecia, lo planteaba hace más de 600 años antes de Cristo en una de sus famosas fábulas; aquella sobre “el asno y la zorra cuando encuentran al león”.
Cuenta la fábula que “el asno y la zorra, habiéndose unido para protegerse mutuamente, un día salieron de caza y se toparon con un león. Al ver el peligro que corrían, la zorra miedosa muy astutamente se acercó al león para ofrecerle entregar al asno si a cambio el león le daba su palabra de no atacarla a ella. Así la zorra llevó al asno a un foso profundo, persuadiéndole que permaneciera allí; que no le pasaría nada. Pero para sorpresa de la zorra, cuando el león constató que el asno ya estaba asegurado, arremetió inmediatamente contra la zorra, y después atacó al asno a su antojo”.
La moraleja de esta fábula es sobre las consecuencias de traicionar principios y amigos por el temor a los enemigos, pues al final la traición termina pagando caro.
La fábula también nos recuerda que por más que las zorras piensen que el asno no se dará cuenta, al final la verdad siempre desenmascará a la traición.
La relevancia de la fábula en nuestro contexto es que nos recuerda también cómo debemos tomar decisiones frente a las encrucijadas de la vida. Y hoy que los líderes salvadoreños nos encontramos en medio de encrucijadas difíciles, habrá que recordar que la historia eventualmente nos confrontará por las decisiones que tomemos; y por lo que hicimos o no en momentos de inflexión.
Muchos historiadores y politólogos han tratado de explicar el por qué algunas personas actúan contra sus propios principios en circunstancias adversas; y cómo lo justifican. Y generalmente han identificado un proceso gradual de relativización de los principios, acompañado con la necesidad de estar cerca del poder; o el deseo de salvar un activo cultural o económico; o la necesidad de acomodarse para pretender un sentimiento de paz interior.
Pero al final todas son justificaciones vagas e insostenibles en el tiempo. Porque los humanos sí tenemos la capacidad para discernir y decidir cómo responder ante las circunstancias y las encrucijadas de la vida.
En efecto, Viktor Frankl -un psiquiatra y filósofo austríaco que sobrevivió el holocausto- nos recuerda que “entre estímulo y respuesta hay un espacio; justo en ese espacio está el poder de escoger nuestra respuesta; y en nuestra respuesta está [la posibilidad de] nuestro crecimiento [personal] y nuestra libertad”.
Por lo que, ante la encrucijada que estamos viviendo, la pregunta es: ¿cómo escogémos responder?
Al respecto, me permito plantear 5 recomendaciones puntuales:
- la primera es mantenernos conscientes de lo que estamos enfrentando y las implicaciones para todos.
- la segunda es ser valientes. Mientras unos se jactan de ser astutos, nosotros debemos ser prudentes, y al mismo tiempo audaces en nuestra responsabilidad indelegable de defender la institucionalidad democrática y el orden jurídico.
- la tercera es resistir con esperanza; permitiendo que el tiempo desnude la mentira y exponga la agresión.
- la cuarta es mantenerse firmes en los principios y valores; sin olvidar que la traición que colabora con el mal eventualmente asumirá consecuencias penosas y dolorosas. En esto no podemos ser “neutrales”, pues como ya lo advertía dante (alighieri, en “la divina comedia”): “los confines más oscuros del infierno están reservados para aquellos que eligen mantenerse ‘neutrales’ en tiempos de crisis moral”.
- y la quinta es -frente a la indecencia- ser decentes en todo lo que hacemos; porque no se trata de la cantidad de pasos que damos, sino la huella que dejamos. Además, no es con humillaciones ni acosos que vamos a rehabilitar nuestra fibra social, sino con la decencia y el respeto que merecen todas las personas que integramos la sociedad.
Esa decencia y respeto son clave para recuperar el rumbo hacia nuestras aspiraciones.
Antoine de Saint-Exupéry, autor de “El Principito”, nos dejó una frase desafiante, que dice: “si quieres construir un barco, no apresures a la gente para recolectar madera, asignar tareas o trabajos, sino enséñales a anhelar la infinita inmensidad del mar”.
Me permito extrapolar esa frase para insistir similarmente que si queremos construir una nación, debemos enseñar a los salvadoreños a anhelar la infinita inmensidad de la paz, la libertad, la democracia, el trabajo honrado y el respeto al prójimo.
Por el contrario, si dejamos a unos pocos enseñar a anhelar la inmensidad del odio y del resentimiento, ¿qué es lo que se pretende construir?
¡Los ciudadanos tenemos derecho a preguntar! Y FUSADES debe ser el primero, porque nuestra misión es ayudar a construir esa nación en democracia, en paz y en libertad.
Lo debemos hacer llenos de fe y esperanza, cuidando el amor a la vida, sembrando optimismo, fortaleciendo la resiliencia y cultivando la naturaleza emprendedora de nuestra gente.
Porque pese a que los salvadoreños nunca hemos tenido lo mejor de todo, en todo buscamos salir de la mejor manera.
Esa cualidad es con la que sobreponemos obstáculos para conquistar los valles; ¡es la fuerza con la que movemos montañas, y es la pasión con la que surcamos los cielos!
Y como en la vida nacemos con el “no” y peleamos por el “sí”, ésta se convierte en una lucha de superación que nos permite dar sentido y belleza a nuestras vidas. Así que este momento de adversidad y superación es propicio para reflexionar y descubrir la belleza y el sentido de nuestras vidas.
Con ese contexto, esta noche queremos presentarles a una gran salvadoreña, que a lo largo de su vida no acepto un “no”; y justamente su sentido de lucha y superación ha sido un ejemplo e inspiración para muchos.
Su humildad y sencillez esconden un gran espíritu de persistencia y valentía, con los que ha sorteado decisiones en las encrucijadas de su vida.
Esposa, madre, y abuela, en su afán por salir adelante en medio de un conflicto armado asumió una modesta empresa dedicada a la exportación de productos con alto contenido manual y artesanal, que hoy exporta a más de 30 países alrededor del mundo.
Su interés por destacar los temas empresariales, junto a su sentido de responsabilidad social, la llevaron a una destacada trayectoria en organizaciones gremiales, así como en organizaciones e iniciativas ciudadanas; incluyendo fundaciones como FUNDEMAS, y ciertamente FUSADES, en donde por muchos años ha inyectado energía, entusiasmo y liderazgo en el trabajo que realizamos a favor del desarrollo social de El Salvador.
Mas aún, su compromiso por el país la llevo a espacios importantes en foros nacionales e internacionales, en los que siempre buscó construir puentes de entendimiento para alcanzar acuerdos de país; como lo fue la iniciativa de diálogo político auspiciado por Naciones Unidas con un grupo selecto y diverso de líderes salvadoreños.
Obviamente, con estos atributos queda claro que me estoy refiriendo a Elena María Lacayo de Alfaro, a quien cariñosamente conocemos como “nena”, y para quien les pido un fuerte aplauso…
Nena, para todos nosotros es un verdadero privilegio el poder conferirte esta noche el más alto reconocimiento que otorga FUSADES, al honrarte como “Miembro Honorario 2021”.
Muchas felicidades en nombre de todos los miembros fundadores, la Junta Directiva, el equipo de colaboradores, y el mío propio.
Estimados amigos… luego de 14 años al frente de la fundación, no solo es tiempo ya de terminar este discurso, sino también de concluir mi responsabilidad como presidente de FUSADES. Dejo claro que no me retiro por miedo a los vientos que soplan, sino por respeto a los estatutos de FUSADES que definen límites.
Por lo que, aunque mis palabras sean breves y se queden cortas, deseo agradecerles a todos por su bondad y apoyo.
En primer lugar, agradezco a todos los miembros fundadores que depositaron su confianza en este servidor. Igualmente quiero agradecer a los expresidentes que han sido grandes apoyos a lo largo de nuestra gestión.
De manera particular quiero agradecer a todos y cada uno de los directores y asesores de las 3 juntas directivas que me acompañaron durante mi labor como presidente de FUSADES. Su acompañamiento fue la fortaleza con la que resistimos ante las dificultades. Cada una de estas juntas directivas fueron un lujo, conformadas por destacados líderes de diversa trayectoria.
Adicionalmente quiero agradecerle a José Ángel Quirós, quien en su calidad de director ejecutivo realizó un trabajo extraordinario, canalizando productivamente la intensidad de nuestras energías, y velando responsablemente por la transparencia y el buen uso de los recursos de la fundación.
Quiero agradecerle de manera especial a Claudia Umaña Araujo, quien fue en todo momento una gran profesional y compañera de fórmula para dirigir esta gran institución, que hoy continúa en buenas manos.
Importante es para mí reconocer también -con admiración y respeto- a todo el equipo de directores, investigadores, y colaboradores de la Fundación. Ustedes son el motor de FUSADES; un equipo de profesionales extraordinarios, valientes, y comprometidos. Me consta, luego de haber librado cientos de batallas juntos. No duden que si tuviera que librarlas de nuevo lo haría con ustedes mismos.
Finalmente permítanme agradecerle a alguien bien especial en mi vida. No le gusta perfilar, y sé que se incomodará con mis palabras. Pero le estoy bien agradecido por su paciencia hacia conmigo, por su apoyo incondicional, y por aguantar la ansiedad, las presiones, persecuciones, acosos, calumnias y amenazas a las que hemos estado expuestos, particularmente durante estos últimos 2 años. Muchas gracias, Marlene.
Igualmente, mi especial agradecimiento a mis hijos: Migue y Santiago. Ustedes son mi esperanza, mi ilusión, y sin su apoyo no hubiera salido adelante.
Me despido también agradeciendo a mis padres, hermanos, familiares y amigos que han estado comprometidos con el salvador, y apoyando en todo momento nuestra gestión.
Desde luego seguiré colaborando con FUSADES desde diferentes espacios. Pero hoy me despido agradecido con Dios; con la frente en alto, con la consciencia tranquila, con el compromiso de resistir con esperanza, actuar con decencia, y continuar firme en los principios y valores que desde FUSADES hemos promovido.
Muchas gracias a todos. Los llevo en el corazón. Y que Dios nos bendiga siempre.