*Un blog del Departamento de Estudios Económicos
Originalmente publicado en revista El Economista, edición noviembre 2022.
El Salvador enfrenta un reto para mejorar su capacidad de
innovación, de acuerdo con los resultados del Índice Global de Innovación que
elabora el Organismo Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), el país se
ubicó en la posición 100 de un total de 132 países evaluados en 2022,
reportando un retroceso de la posición 92 que alcanzó en 2020. La evidencia
muestra que los países con las mejores condiciones de vida y de más altos
ingresos se encuentra en el top de la innovación, por ejemplo: Suiza ocupó el
primer lugar del ranking, seguido de
Estados Unidos; en Latinoamérica, Chile es líder en la posición 60; y en
Centroamérica fue Costa Rica con el lugar 68. El mundo se encuentra en un
contexto de veloces cambios tecnológicos y dentro de un proceso de
relocalización de las cadenas de suministro, que abre la oportunidad para que
el país se beneficie del nearshoring.
La capacidad para innovar está íntimamente relacionada con la
creación de oportunidades y desarrollo de los países. La pandemia evidenció cómo
la innovación en diferentes áreas y la colaboración entre academia, sector
empresarial, gobierno y sociedad civil, hicieron posible en un tiempo récord
salvar millones de vidas, por medio del desarrollo de vacunas y lograr su
masiva fabricación, implementando una estrategia logística global y local para
llegar a todos los rincones; los gobiernos realizaron cambios veloces en las
políticas de salud, utilizando creativamente las redes sociales para difundir
las mejores prácticas para el cuido personal y comunitario.
El mundo está pasando por un proceso de relocalizar las
cadenas de suministro más cerca de los centros de consumo. El Salvador se
encuentra geográficamente muy cerca de Estados Unidos –nuestro principal socio comercial– por lo que puede aprovechar la oportunidad atrayendo
nuevas cadenas de producción de más alto valor agregado, lo cual le demandará
un amplio proceso de innovaciones en productos, procesos productivos,
logística, mercadeo, atención al cliente, capacitaciones al recurso humano; tal
como ya lo hace en las cadenas existentes.
El Salvador necesita seguir innovando para crear
oportunidades aprovechando el nearshoring.
El viento sopla a favor, y es muy importante actuar coordinadamente para
colocar las velas de nuestro barco en la dirección adecuada, y realizar los
cambios coordinados entre todos los integrantes. La pandemia ilustró las
debilidades de la cadena de suministro global, esto ha llevado a promover el nearshoring ubicando cadenas de producción
más cerca de Estados Unidos; si nos unimos e innovamos podemos aprovechar este
cambio global que se produce solo una vez durante varias décadas.