En 2020, el COVID-19 generó una recesión mundial de grandes proporciones, con graves consecuencias en lo económico y social. El Salvador ha sido fuertemente golpeado, con una proyección en la caída del producto interno bruto (PIB) nominal entre 8.6% (CEPAL 2020) y 8.8% –estimaciones propias– en este año, que será la más profunda en la región según las estimaciones más recientes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Es uno de los países más endeudados de América Latina, pero se sitúa dentro de las naciones que más han demandado fondos –como porcentaje del PIB–, para atender la emergencia (CEPAL, 2020); y su deuda se espera que supere el 90% del PIB en este año, un aumento de cerca de 20 puntos, el mayor de su historia reciente en un solo año.

  • Álvaro Trigueros Argüello