En 2022, la educación pública y privada se ha mantenido bajo una modalidad híbrida, alternando clases presenciales con esquemas de enseñanza remota, apoyándose en el uso de medios tecnológicos cuando ha sido posible. No obstante, asegurar el derecho a una educación de calidad no ha sido fácil y se prevé que se haya acentuado el rezago educativo preexistente a la emergencia sanitaria. De allí que se avizoran dificultades no solo para cumplir con las metas educativas de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, sino también para garantizar el bienestar social.

  • Helga Elisa Cuéllar-Marchelli