La Biblia, en el capítulo 41 del génesis, cuenta la historia de la interpretación que José, hijo de Jacob, hizo del sueño del Faraón; –“En mi sueño, he aquí, yo estaba de pie a la orilla del Nilo. Y vi siete vacas gordas y de hermoso aspecto que salieron del Nilo; y pacían en el carrizal. Pero he aquí, otras siete vacas subieron detrás de ellas, pobres, de muy mal aspecto y flacas, de tal fealdad como yo nunca había visto en toda la tierra de Egipto”– José, le anunció: “He aquí, vienen siete años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto, y después de ellos vendrán siete años de hambre”, y le aconsejó “nombre intendentes sobre el país y exija un quinto de la producción de la tierra de Egipto en los siete años de abundancia”. Aquella historia milenaria, encierra el principio fundamental de una adecuada política fiscal por parte del Estado frente a las variaciones intrínsecas del ciclo económico. De manera general, recomienda que el impulso que realiza el sector público al resto de la economía, sea menor en momentos de abundancia, para que sea mayor en momentos de escasez.